martes, 5 de mayo de 2009

El vuelo de los abejones


Vino mayo y con el mes los abejones empezaron a volar a mi alrededor, como vaticinando una señal de cambios.  Es extraño, ellos se impulsan a volar así como así, si siquiera saber como hacerlo.  Van y lo hacen, simplemente.

Y yo, yo tengo miedo de tomar ese primer impulso que durante tantos años de letargo no he tomado.  Yo tengo miedo de volar, de hacerlo solo. 

Tantas veces he querido volver a ser aquel niño que leía por horas, que escuchaba música todo el tiempo, que jugaba a cómo sería su vida de adulto…Casi nada ha ocurrido de aquellos planes y lo poco que ha venido se ha desvanecido entre mis buenas intenciones, siempre demasiado ilusas, inocentes y la mano de otros, que vinieron con flores y se llevaron los pétalos deshojados, dejándome solo las espinas. ¿Será que si siembro las espinas estas algun día floreceran?

Mi amigo Alfredo dice que soy una de las personas menos vengativas que conoce.  Ja, eso no me causa orgullo, hoy no.  A lo mejor si hubiese alguna vez, tan solo una, vengado los daños irreparables que cargo mi vida sería mas justa, mas apacible.  Pero no puedo, no soy fuerte sino muy débil y ya no puedo cambiar.

Cambios me traen las lluvias, cambios de mí para mí, conmigo mismo.  Debo enfrentarlos, darles la bienvenida a que ocurran, dejarlos ser, dejarme ser en ese intento que llamo vida, tan gratificante y tan frustrado como una sola gota de agua para calmar la sed.  Debo tomar la gota y conformarme con lo que venga.

Los últimos años estan cargados de adioses.  ¡Cómo odio los adioses!  Y ellos siempre acompañan a los cambios.  No me gustan las despedidas.

El otro día alguien me dijo que yo era la versión masculina del personaje de Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany's.  No supe si tomarlo como cumplido o insulto.  Resulta que ella no sabe quién es ni hacia donde va.  Pero como ella, suelo ver la vida que imagino, la que creo perfecta a través de ventanas.  Como ella desayuno algo light mientras veo por la ventana.  Tal vez sea hora de quebrar la ventana y entrar.  Tal vez este sea el momento oportuno para hacer, como Holly Gollightly, las cosas que nunca he hecho y enumerarlas, recordarlas.  

Tal vez los abejones de mayo me llaman a solo tomar impulso y lanzarme a volar.