domingo, 25 de octubre de 2009

El tiempo viaja


¿Viajamos en el tiempo durante nuestra vida o es el tiempo el que viaja a través nuestro?  A fin de cuentas él pasa y las personas se convierten en fantasmas, personajes u olvido y quedan sus obras, sus acciones en el tiempo…tal vez de algunos no queda nada.

Viejas fotos nos muestran como pasa el tiempo.  Ya no soy más el niño vestido de momia para un Halloween, que pasó la vergüenza de quedar prácticamente desnudo en plena calle, pues la moverse las gazas que formaban su atuendo, aunque, en gran forma, vuelvo a serlo cada vez que recuerdo tan lamentable entonces pero gracioso ahora acontecimiento.  Imposible, no volveré a serlo.

Tampoco soy ese chiquillo que cuando jugaban todos a super héroes aparecía disfrazado de Drácula pensando que el colmilludo eterno también podría ser parte de la legión del bien.  A edad temprana cuesta dilucidar entre el bien o el mal, solo nos movemos por lo que nos atrae.  Ojalá y lográramos conservar un poco de esa fascinación que aplacan los años.

El tiempo es el viajero que carga más equipaje consigo.  Mientras él guarda todo, nosotros solo mantenemos un cúmulo de recuerdos y si la memoria nos da el privilegio podemos contar con un disco duro externo que nos permite rescatar, de vez en cuando, una que otra anécdota.

“Como el tiempo pasa, envejeciendo todo”, dice una hermosa y triste canción; y yo pienso “todo lo cambia el tiempo”.  Los amores, las pasiones, las tristezas, lo que somos, lo que hemos sido y lo que seremos.  Cuántos amores besaron mi boca jurando ese amor indisoluble, cuántos elogios, piropos y promesas se quedaron en la aduana de las emociones pasadas, sin ser nunca más reclamados.

Cuántas personas ha dicho lo maravilloso que puedo ser, lo indispensable, ya no solo como amores sino también como amigos.  ¿A dónde se han ido?  ¿Cómo serán las vidas de aquellos que me confiaban hasta el más íntimo de sus secretos?  ¿Quiénes pondrán sus cabezas sobre las camas que fueron mías, tronos que coronaban la devoción que sentía por el objeto amado?  ¿Quién se sienta en las sillas que fueron mías, quién besa aquellas bocas con contratos de dedicación exclusiva a mi pasado? 

Tal vez todo se resume en una corta, contundente y definitoria frase que una vez me dijo una amiga a propósito de los amores, los furores, los ardores y las pasiones: “Tanto esfuerzo, tanta locura por un simple calambre”.  Sí, el amor es un calambre que puede durar poco o mucho, pero que siempre cuenta un final.  Yo ya he contado muchos…quién sabe cuántos más he de contar.