jueves, 8 de julio de 2010

El país de los superfluos



Sentados frente a una botella de Tanqueray, muy en boga por salir en revistas, se llenan sus bocas de la ginebra más premiada del mundo, al tiempo que empiezan a escupir sus palabras ebrias. Desde una esquina abro mis aletargados oídos, gracias a su compañía, y los escucho desentonar su trillada, gastada y falsa canción:

Dolce & Gabbana, Armani, Prada, BMW, Mercedes Benz, Audi...marcas de diseñador y de automóviles de lujo...Eso quieren proyectar.

El grado de maestría es requisito, puesto de gerente -ojalá de banco o transnacional-, la clase de francés -aunque ni siquiera dominen el castellano-, casa propia de lujo -mejor si es en "condo", solo música electrónica y terminantemente prohibido lo nacional -es polo-...Ese es su valor.

Europa -claro, siempre el garbo europeo-, "shopping" en E.E.U.U., destinos exóticos -no olvidar un souvenir ostentoso o muchas fotos que demuestren que "estuve ahí"...Ese es el mundo que quieren.

"Soy exitoso porque cumplo con todo esto, es el ideal de cualquiera". ¿Y los pobres? "Pobrecitos, tienen que existir, son parte del sistema económico. Mientras ellos sufren yo intento conocer todo sibre vinos", sin importar que a sus superflous paladares todos les sepan igual.

Bíceps, gimnasio, cuadritos, "personal trainer", alguna cirujía a los 40, aunque en realidad necesitan un transplante de cerebro o, mejor dicho, un cerebro.

Cambian todo lo que han sido por lo que son los maniquíes de las portadas de revistas, cuando lloran lo hacen por envidia, las deudas financieras pagan la vida -"hay que arriesgarse"-, y compiten por cual es más superficial.

Ante el Tanqueray, yo empujo mi tequila, ante su cantante de moda -que dura dos meses-, yo escucho a mi Chavela Vargas y ante sus trapos me visto con lo primero que encuentre en mi armario. Como dicen ellos de los pobres digo yo de ellos: "Tienen que existir, son parte del sistema, no económico sino de valores, que nos enseña que la distinción es algo muy leve y relativo, que no puede portar ningún cadáver putrefacto. Así es.

viernes, 29 de enero de 2010

EXIT ROW


En esta vuelta al mundo, a los mundos, algunas veces nos asignan un asiento en el "exito row", fila de salida o salida de emergencia del avión. Nos sentamos plácidamente sin percatarnos de la responsabilidad que ello implica.


Entonces, aparece un sobrecargo que nos informa del procedimiento y la política al respecto. Uno tiene la potestad de solicitar que le cambien de silla si quiere evitar que ante una situación atípica deba abrir la puerta, desplegar el tobogán inflable y ayudar a los pasajeros a evacuar la nave.


Sin saberlo, sin pensarlo y sin que nadie me lo dijera, hoy de súbito me he descubierto bien sentado en el "exit row", donde he pasado la mayor parte de este largo viaje y donde he tenido que enfrentar varios accidentes, muy pocos míos y muchos de otros.


Aunque en la salida de emergencia se viaja más cómodamente, pues hay mayor espacio, ya estoy cansado de tanto susto y tanta ayuda a extraños, porque a fin de cuentas eso es lo que siempre fueron, extraños que tras recibir mi ayuda se van sin siquiera otorgar la leve caricia de un débil adiós. "Sobrecargo: por favor, cámbieme de asiento".