domingo, 19 de octubre de 2008

Sinead O’Connor: Enemiga del ‘Establishment’


Por: Alfredo González

Mucho tiempo ha pasado desde que Sinead O’Connor hizo su aparición en el mundo del espectáculo, pero los años y su trayectoria musical han confirmado su posición de enemiga acérrima del establishment, una palabra inglesa que describe al sistema, el orden establecido o la clase dominante.

A lo largo de su carrera O’Connor no solo ha generado éxitos importantes, sobre todo como cantante de culto, sino también escándalos que incluyen ofensas a personajes como la Reina Isabel II del Reino Unido, el cantante Frank Sinatra, Margaret Thatcher y hasta al Papa Juan Pablo II. Los altercados que ha propiciado, que superan los de artistas más contemporáneas como Amy Winehouse y Lindsay Lohan, han hecho que muchas puertas, incluso de la industria musical, se le hayan cerrado de golpe. Pero ella siempre busca la manera de salir avante, gracias a una calidad vocal impresionante, así como a sus admirables técnicas interpretativas.

Polémica
Esta cantante, de origen irlandés, saltó a la fama en 1990, con el éxito Nothing compares to you, una de las baladas contemporáneas más conocidas, que compusiera el popular vocalista y compositor Prince. Anteriormente había publicado otro disco titulado The Lion and the cobra, en 1987, que alcanzó tres éxitos en Europa: Mandinka, I want your hands on me y el tantas veces re-mezclado Troy. Este disco fue escrito y producido por ella misma.

Sinead O'Connor nació en Dublín, Irlanda, en 1967. Su infancia estuvo marcada por constantes abusos sicológicos y agresiones de su madre, quien murió de manera trágica, decapitada en un accidente automovilístico, cuando Sinead era adolescente.

Su traumática niñez pudo haber influido en la rebeldía que muestra de adulta. Por ejemplo, en 1992 durante una presentación en el programa Saturday Night Live rompió una fotografía del Papa Juan Pablo II, mientras llamaba a “enfrentar al verdadero enemigo”. El canal NBC recibió miles de denuncias por esto y fue multado con 25 millones de dólares por la Comisión Federal de Comunicación, que nunca había penado a la cadena por este programa.

Ya anteriormente, en 1990, muchas puertas de los Estados Unidos de América se habían cerrado para O’Connor, después de un incidente en el cual se negó a cantar el himno de este país, tras aducir que por política personal no cantaba himnos pues éstos eran generalmente compuestos en tiempos de guerra y rendían homenaje a tiranos.

En 1999 se ordenó como sacerdotisa en un grupo separatista católico y renunció a su nombre artístico para ser llamada Madre Bernadette Mary. Siete meses después de ser ordenada, ella confesó haber roto su celibato debido a una relación de pareja que mantenía entonces.

Tras ésos y otros escándalos, en el 2000 Sinead se declaró lesbiana en una entrevista de la revista lésbica Curve. Aunque dijo que hablar del tema le costaba mucho y que convivía con una mujer, pronto se conocieron nuevos vínculos con hombres y nunca se le vio abiertamente con una pareja femenina. En el 2006 tuvo un hijo tras un matrimonio, por supuesto, con un hombre.

Volver, volver
Dueña de una extensa y variada discografía, que incluye géneros como el rock, pop, punk, blues, reggae y góspel, O’Connor ha anunciado su retiro en múltiples ocasiones, pero siempre regresa con alguna nueva propuesta musical.

Su último trabajo musical, titulado Theology, gira en torno a una auto-reconciliación con la religión y con Dios. Del álbum sobresale el single Something beautiful , una oración de la artista convertida en canción.

Con esta nueva grabación O'Connor dice intentar “salvar a Dios de la religión” y con esta frase demuestra que aunque ahora intente buscar la paz, esta eterna inconforme seguirá en pie de lucha contra su famoso enemigo, el ‘establishment’.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Turbulencia


Creo que he perdido el rumbo. Ese fue el pensamiento a mitad del viaje. Pregunté entonces a una de esas maravillosas azafatas, tripulantes de a bordo, asistentes de cabina, sobrecargos, en fin a la persona que recibe toda esa gama de nombres que resume un complejo oficio: el de calmar los ánimos de quienes temen a las alturas o a las experiencias a las cuales no están habituados.

En mi vida, en mi vuelo, cuento, a Dios gracias, con muchos asistentes de esta cabina tan ordenada a veces, tan desordenada otras, pero que siempre acuden al llamado del botón sobre mi cabeza - o quizás dentro de la misma-. Bueno, el caso es que la llamé y le pregunté hacia dónde iba mi rumbo. Ella sonrió y contestó: "No siempre sabemos con certeza hacia dónde nos lleva este vuelo, pero no pasa nada, no hay que alburearse sino seguir, continuar". Sabias palabras, sobre todo cuando te sientes como suspendido en el aire, en el tiempo, en el medio de la nada...flotando.

De repente todo empezó a conmocionarse, mi cabina giraba de arriba hacia abajo como una coctelera. Nuevamente me asusté y presioné el botón. Esta vez acudió un sobrecargo, que amablemente me dijo: "Tranquilo, ya pasará, como todo en la vida, el viaje continúa".

Gracias y perdón por olvidar mencionarlos y mencionarlas antes. En un vuelo ordinario, como en el de nuestro propio destino, siempre necesitamos de estas gentes, de estos maravillosos asistentes que nos calman cada vez que nuestros miedos, fobias, preocupaciones o sueños que aún no se cumplen nos provocan una pequeña, mediana o catastrófica turbulencia.