miércoles, 21 de noviembre de 2007

Testamento Umbilical

Un llanto incomprendido,
una pelea perdida,
un juguete robado,
escondido o no comprado.
Por caída
o por capricho.
Todo pudo ser motivo.
Todo tanto como nada.


Fecundación
de primeros signos
con tinta.
Sangre azul o negra
daba forma
a mi primera despedida.


El tiempo supo
callar las letras,
ajenas al Olimpo paternal.
El ropero pudo
guardarlas
entre polvo, telarañas
y olvido.

Día de limpieza
un testamento doblado y amarillo
no escapa a la mano afanosa.
Al desdoblarse
las palabras
cuentan la historia
de un pequeño
enojado con la vida.


El adiós nunca realizado
devuelve al infante
ahora arrepentido.
El adulto que fue el niño
lee con risa sus escritos.
Quien odiaba le ha enseñado
que el lazo umbilical
no se rompe nunca.
Ríe, recuerda ...
Luego llora
abrazado a su cordón.

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