En esta vuelta al mundo, a los mundos, algunas veces nos asignan un asiento en el "exito row", fila de salida o salida de emergencia del avión. Nos sentamos plácidamente sin percatarnos de la responsabilidad que ello implica.
Entonces, aparece un sobrecargo que nos informa del procedimiento y la política al respecto. Uno tiene la potestad de solicitar que le cambien de silla si quiere evitar que ante una situación atípica deba abrir la puerta, desplegar el tobogán inflable y ayudar a los pasajeros a evacuar la nave.
Sin saberlo, sin pensarlo y sin que nadie me lo dijera, hoy de súbito me he descubierto bien sentado en el "exit row", donde he pasado la mayor parte de este largo viaje y donde he tenido que enfrentar varios accidentes, muy pocos míos y muchos de otros.
Aunque en la salida de emergencia se viaja más cómodamente, pues hay mayor espacio, ya estoy cansado de tanto susto y tanta ayuda a extraños, porque a fin de cuentas eso es lo que siempre fueron, extraños que tras recibir mi ayuda se van sin siquiera otorgar la leve caricia de un débil adiós. "Sobrecargo: por favor, cámbieme de asiento".
3 comentarios:
Si, probablemente lo sea
:) se entiende el concepto, me impacta lo explícito que deja el texto "se van sin siquiera otorgar la leve caricia de un débil adiós" que es un reclamo a la sociedad bien fuerte sobre lo que actualmente hemos abandonado: la cortesía.
Es correcto, la cortesía, que por tanto tiempo ha sido considerada una virtud y que hoy hasta asusta a la gente cuando se muestra.
Los intentos fallidos de amistades se esfuman sin siquiera otorgar esa débil caricia por un asunto de respeto por las buenas intenciones, pero como decía la gran Yolanda Oreamuno: "De todo se aprende en los viajes, una frase que me encanta porque dice mucho de este gran viaje que es la vida misma. Gracias por el comentario.
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