lunes, 16 de febrero de 2009

Tallos y espinas o las rosas de Morticia



Es sábado 14 de febrero, día de San Valentín, del amor, de los enamorados y de la amistad.  ¡Qué invento!

Esperada y querida por muchos, la fecha también despierta odios por otros -número significativo-.  Para mi es un día aciago.

Gaby al teléfono, me invita a una reunión.  Agradezco tan noble gesto de amor y confirmo mi asistencia.  Acto seguido:  quedo con Fabiola de ir juntos.  Nos encontraremos a las 7:oo p.m.

Pasan las horas, salgo del trabajo, deambulo por las calles para hacer tiempo y, de repente, lo que suele parecerme indiferente me golpea.  Con un cargado acento kitsch hollywoodense presencio la toma de la ciudad por parte de los enamorados.  Unos corren para no llegar tarde a la cita, con cajas de chocolate bajo el brazo, otros con rosas rojas -que hoy particularmente las detesto-, parejas tomados de la mano, abrazos, besos.  En fin, un tsunami de expresiones de amor me envuelve mientras inunda mis pensamientos.

Mi mente atrofiada decide activar dos válvulas de escape: las lágrimas, que ahora explotan de mis ojos en media calle, y un fuerte dolor de cabeza -porque yo quiero con la cabeza, ja-.

Lo obvio: llamo a Fabiola, le explico y cancelo.  Corro a casa , el hogar que en noble acto de amor, de amistad, Alejandro me ha dado.  Si no hago esto busco a alguien y repito la escena en que Carrie Bradshaw -para ser hollywoodense en un día tan cursi- agarra a "rosasos" a Mr. Big, llenado la calle de pétalos rojos pero no de pasión de amor, sino de decepción e ira.

Ya en la cama intento dormir, pero el tema es recurrente.  Pienso en las "benditas" rosas rojas y en quien putas diablos las habrá "canonizado" como emblema del amor.  Entonces recuerdo a mi amiga de infancia Morticia Adams.  Aunque un poco rara, una mujer con un gusto exquisito.

Tisha tenía un modo muy particular de colocar sus flores favoritas, las rosas.  Cortaba los pétalos y ponía los tallos y espinas mutilados en un florero.  Entre más espinas tuvieran, más le gustaban.  Pienso en la satisfacción que mostraba cada vez que "arreglaba" sus rosas.

Al borde del ocaso de esta nefasta fecha pienso que debí haber honrado la memoria de Tisha y haber comprado rosas rojas; de mi para mi, y colocarlas a su estilo.  Así hubiera también honrado mi memoria y recordarme que aún cuando el amor se corta quedan el tallo y las espinas y en ellos también hay mucha belleza.

Mientras divago alrededor de las pinches rosas y la puta fecha, al fondo Madeleine Peryoux canta de desamores:

"Sticks and stones may break my bones.
But tears don't leave any scars,
so I'm all right, I'm all right.
I've been lonely before"

"Los palos y las piedras pueden quebrar mis huesos.
Pero las lágrimas no dejan cicatrices,
así que estoy bien, estoy bien,
he estado solo antes".

4 comentarios:

González Luis dijo...

Creo que te diste la mejor respuesta en tus propias palabras. El día del amor y la amistad no debe tener fecha, sino celebrarse cuando a bien tengas ganas.
Y tu receta: DE MI PARA MI. vive para tí, piensa en ti, regálate, prémiate.
Cuando yo realizaba exámenes de la universidad, luego de 15 días estudiando y exprimir mis ideas en un papel durante 2 o 3 horas, sentía que debía tener un escape. Entonces me iba inmediatamente a una tienda me compraba algo para mi y luego pasaba a comer algo de lo que más caro y más me gusta. Era un premio a mi esfuerzo.

En fechas como esta, si se está solo, lo mejor es darte el espacio para vos. Algunas navidades cuando no tenía a nadie, salí x la noche solo a comprarme un CD y regresar a escucharlo. De mi para mi.

Ahora bien. Los amigos son grandes aliados para emborrachar la fecha y los tallos de las rosas son el paso a seguir!

Doctor Esperanto dijo...

Bueno Capricornio, es cierto, debí haberme regalado esas rosas y colocarlas así como Morticia Adams, pero creo que el mejor regalo fue haber podido plasmar todo en estas líneas. Como siempre digo, lo que se escribe se exorciza.

Unknown dijo...

nunca lo había visto así, lo hermoso de los tallos y las espinas!! el lado lindo de lo que muchas veces es calificado como digno de desprecio, son las pequeñas cosas las q valen cierto?
saludos de anaranjado!

Doctor Esperanto dijo...

Eso es Eunice. Vos que como nuestra adorada poetisa la tocaya tuya conocés la sensibilidad para encontrar la belleza, decís algo cierto. En todo hay belleza y aunque alguien nos haga sentirmos como las espinas y el tallo, no debemos olvidar que aunque despreciados por muchos siempre habrá alguien como Morticia que sepa apreciar su belleza.