Todo vuelve a detenerse en el mismo lugar, bajo las mismas circunstancias. Dejarte es siempre doloroso, pero resulta que siempre encontramos una nueva manera trágica de despedirnos.
Yo creo que no soy tan importante para vos a como lo sos para mí. Total, tenés tu vida hecha acá … yo no la tengo en ninguna parte … bueno, tal vez en cajas y maletas empacadas y guardadas por todas partes, como un viajero errante, un exiliado de su propia existencia.
¿Sabés? La vida se resume en cajas y compartimentos para depositarlo todo. Al limpiar el closet de mi padre, tras su muerte, mi hermano y yo encontramos nuestros ombligos empacados en unas cajas pequeñas. Todo lo delicado, lo que se aprecia y se desea conservar celosamente, se mantiene en cajas.
Bueno, ya ves que hasta a los muertos ponemos en finas cajas de madera o metal y los guardamos bien quietitos en su cripta, con una inscripción para saber siempre donde los hemos puesto.
Bueno, pues resulta que hoy, ahora, debo empacarte. Es mi manera de olvidarte, enterrarte… o a lo mejor mi más efectivo recurso inconsciente para conservarte.
La gente me quiere, estoy seguro, pero siempre termina olvidándome.
Amanece en México y luego de 35 años me doy cuenta que he estado siempre empacado en una maleta que mantienen en la bodega de equipaje extraviado y que nadie reclama.
Yo creo que no soy tan importante para vos a como lo sos para mí. Total, tenés tu vida hecha acá … yo no la tengo en ninguna parte … bueno, tal vez en cajas y maletas empacadas y guardadas por todas partes, como un viajero errante, un exiliado de su propia existencia.
¿Sabés? La vida se resume en cajas y compartimentos para depositarlo todo. Al limpiar el closet de mi padre, tras su muerte, mi hermano y yo encontramos nuestros ombligos empacados en unas cajas pequeñas. Todo lo delicado, lo que se aprecia y se desea conservar celosamente, se mantiene en cajas.
Bueno, ya ves que hasta a los muertos ponemos en finas cajas de madera o metal y los guardamos bien quietitos en su cripta, con una inscripción para saber siempre donde los hemos puesto.
Bueno, pues resulta que hoy, ahora, debo empacarte. Es mi manera de olvidarte, enterrarte… o a lo mejor mi más efectivo recurso inconsciente para conservarte.
La gente me quiere, estoy seguro, pero siempre termina olvidándome.
Amanece en México y luego de 35 años me doy cuenta que he estado siempre empacado en una maleta que mantienen en la bodega de equipaje extraviado y que nadie reclama.
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